
Soy la Rampa de la Facultad de Estudios Generales. Este 2025 tiene algo especial. Se conmemoran 80 años de la fundación de la Facultad de la que soy emblema; 75 del surgimiento de los Departamentos, y 70 del Programa de Bachillerato en Artes en Educación General. Como soy más joven, les hablaré de esa historia con brío e intrepidez. Empero, 55 agostos me autorizan para la crítica y la autocrítica bienechora.
Urgidos por salir del aprieto del cuadrángulo histórico, en 1970, me hicieron nacer en el vientre vegetal del bosquecito de Payton Place. Sobre mi piel de hormigón, los pies de Río Piedras, de Puerto Rico y del mundo entero, me han trasvasado. Y lo han realizado para, con sus pisadas, aplomar la esperanza de un ascenso a la sabiduría, a la concientización y a la sensibilidad que se comienza y se renueva todos los agostos, subiendo la Rampa. En el pasado, fuimos llamados la Facultad de los cursos básicos, haciendo alusión a la buena docencia del componente de Educación General. Todavía se nos considera la Facultad de umbral para distinguir su naturaleza de atender con esmero y probidad la transición entre niveles y planos de la educación y de la vida misma. Somos, en rigor, un buque para navegar en aras de una educación que de una educación que trasciende las disciplinas. Un tranvía para una propuesta educativa integral, fundamental, radical, y pertinente para nuestras juventudes.
Hoy, se han topado con un pórtico y no van a ser los mismos. Soy La Rampa y te invito a caminarme y a resignificarme. Durante este año voy a provocar tu atención para que te sumes a nuestras fiestas de aniversario. Ánimo, bachilleres de 2025, dejen sus huellas en mi piel.